Cachito Vigil participó del último Congreso de Punta en el International College, inaugurando la flamante cancha de Hockey sintético.
Casi doscientos chicas y chicos participaron de un día entero de clase y entrenamiento con un entrenador que enseña mucho más que hockey.
Son las once y media de la noche en Punta del Este. Sergio Vigil comenzó su día apenas pasadas las siete de la mañana. Su curso comenzó a las nueve en el aula, durante unas dos horas. De ahí pasaron a la cancha de hockey del International College a entrenar al rayo del sol hasta que promediaron las seis y media de la tarde.
Cachito ya no tenía voz. Había hablado, gritado, dado indicaciones. Se había reído y mucho. No sabemos si para cuidar su gastada garganta o para disfrutar del silencio, pero el entrenamiento terminó con un ejercicio en el que no se podía escuchar otro sonido que el de los palos golpeando la bocha.
Cuando terminó su curso de hockey, prestó dos horas más de su voz para brindar una conferencia magistral de cierre del día. Volvió al hotel, y después de cenar, prefirió seguir conversando –esta vez con nosotros- que descansar. Porque siempre puede ser un buen momento para dejar un mensaje.
Relajado sobre uno de los sillones de la biblioteca del hotel, Sergio –Cachito para todo el mundo- se permite explayarse: “para mí es un privilegio poder estar en una actividad que permite crecer. Los que más crecemos somos los que nos toca exponer porque tenemos el desafío de poder plasmar en experiencia, en búsqueda de conocimiento, algo que pueda contribuir a los presentes”.
El Congreso de Punta se realizó este año, por primera vez, como campo de entrenamiento. Durante la jornada, los cursos comenzaban en aula, continuaban en campo de juego y cerraban con exposiciones áulicas para despejar todo tipo de dudas. “Y lo que viví hoy fue muy fuerte afectivamente, sentí una gran conexión, una gran energía afectiva y una gran predisposición de los presentes a no sólo escuchar, sino a escucharse. A interrelacionarse entre ellos, a generar un sueño en común para el hockey de Uruguay y su educación deportiva”.
“Disfruté mucho la integración entre jugadores sub-16 y sub- 14 con entrenadores que están empezando, otros con más experiencia, profes de educación física y otras personas que no están trabajando hockey pero que querían venir igual. Y la comunión entre todos los presentes”. Cachito habla y se emociona. Esa emoción que siente, esa pasión es avasallante. “Disfruté mucho cuando las chiquitas -las jugadoras- le dieron feedback a los profes, porque a la mañana las actividades las hicieron ellos, y después las jugadoras les dieron el feedback, Fue muy importante y muy amoroso. Generó que les dijeran cosas y les dieran sugerencias. Y sobre todo, lo que más me llevo son sus miradas, sus abrazos, su afecto, y también me llevo su descubrimiento del poder interior que cada uno de ellos tienen”.
Loco de cordura
Cuando Cachito habla, todos escuchan. Tanto en el campo de juego, como en una comida o en un aula. Porque lo que transmite es pasión, sinceridad, honestidad. Transmite la necesidad de formar en valores y de amar lo que se hace. “A mí me gustan los espacios donde hay amor. AMAR LO QUE SE HACE ES ESTAR LOCO DE CORDURA”. Y la idea que se transmite, es siempre la misma: el éxito no es el logro conseguido, sino el camino recorrido para llegar hasta él.
Y cuando se valora y se pone el foco sobre el camino, se pone el foco en el cómo. “El qué es importante, pero el cómo es determinante. El qué no existiría si no hay un cómo más sublime que el qué se busca. El cómo acerca a las personas, el cómo genera entusiasmo, genera equipo, colegas de vida. El qué solo genera separación, necesidad de destacarse por sí solo. No entiendo la búsqueda de un objetivo sin tener claro el cómo o el para qué. Nietzsche decía que cuando no tienes claro el para qué, el cómo siempre se encuentra. Y lo que trataría de sumarle a esto, es que cuando el cómo tiene corazón, el qué es hermoso para todos”.
Hace hincapié en otro punto fundamental: la construcción del afecto en el colectivo para formar las bases emocionales y sentimentales que cimientan a los equipos. “El de al lado es familia. Y esa familia se elige todos los días. Son hermanos de sueños, de camiseta, de aventuras, de emociones. Y el afecto… creo que todo lo que hacemos en la vida lo hacemos por un abrazo. Y hay tres tipos de abrazos. El que le damos a otro, el que recibimos de otro y el que recibimos de nosotros mismos. Hay que aprender a poder abrazarse, no es vergüenza”.
“No entiendo la vida sin afecto. No entiendo la vida sin por lo menos intentar generar vínculos afectivos”. Dice que para él formar equipos no es simplemente un medio para conseguir un logro. “Para mí el equipo es un logro. Lograr ser un equipo es un logro, un equipo en la vida. Y es complejo aprender a trabajar en equipo. A pesar de que todo es aburrido si lo hacemos solos, hay algo que no es fácil. Porque el ser humano aprende a cuidar sus cosas, y vos tenés que soltar muchas cosas para ser equipo, y es maravilloso lograr formarlo”.
Cachito hoy
Hace un poco más de un año que Sergio Vigil es Director Técnico de la Selección Femenina de Hockey de Chile. Se hizo cargo de una selección con algunos problemas estructurales, pero en un marco institucional que pretende acompañarlo. Y desde el día en que comenzó, se empezó a construir el sueño.
“Estamos en la etapa del sueño en la que construirnos amorosidad como equipo, construimos liderazgo como equipo. Y pudimos contarnos otro cuento. Hay una diferencia entre el deseo y lo que es un propósito, o una meta y un objetivo real. Una cosa es desearlo y la otra es encarar el deseo. Hemos aprendido a encarar el deseo, convertirlo en sueño y al sueño, convertirlo en visión y a la visión, convertirla en un propósito de vida. No nos hemos contado otro cuento, hemos encarnado otro cuento”.
Hoy el hockey de Chile está creciendo. La medalla de plata en la pasada Copa América generó un antes y un después en la sociedad y el hockey del país. “Estamos en la etapa en la que este equipo no va a poder entrenar nunca más sin compromiso olímpico, sea quien sea el entrenador y sea cual sea la situación”.
Según Vigil, algo se transformó en el país. La sociedad chilena vibró con el hockey, se despertaron por el hockey. Los partidos fueron en horarios que permitieron que la gente dejara de hacer cosas por mirar los partidos. Las chiquitas, al fin, salieron a la calle con la camiseta de “Las Diablas”.
“El equipo necesita entrenar de esa forma, porque aprendió a disfrutar, le tomo el gusto. Estamos en la etapa donde el equipo puede ganar o perder pero nunca dejar de aprender. Donde el respeto hacia sí mismo y los equipos que juegan contra Chile, se nos respetan de una manera y son respetados de una manera que no hay vuelta atrás”.
El gran objetivo es construir futuro: “lo que hemos incorporado es que empiecen a estar los mejores entrenadores en categorías sub-12 y sub-14. Que los que se destacan en primera y en los seleccionados, puedan estar en sub 12 y 14 para que las chicas tengan una formación de excelencia técnica, táctica, física, mental y humana. Eso es un proyecto que ya se está llevando adelante desde este año. Creo que en cinco años cuando la sub-12 tenga 17 o 18 va a haber un cambio muy grande de calidad en el hockey chileno. Van a llegar con muchas cosas adquiridas, y eso va a posibilitar la etapa de consolidación que es cuando llegan a los seleccionados sub 21 y mayores, que sea apuntar a lo máximo”.
Familia, amor, respeto, compañerismo, equipo. El de al lado es familia, dice Cachito. Lo dice, lo hace, lo vive y lo predica. Cachito habla y hace escuela. Aprendamos.
Si querés escuchar la nota completa, ingresá en https://soundcloud.com/alegri/entrevista-cacho-vigil-final
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